miércoles, 10 de marzo de 2010

Naoko

Aún recuerdo en tu mirada
ese brillo que se ahogaba
como una piedra en el río.

Como escribió Naoko,
yo también querría ser
algún día aplastado
por toneladas de cariño
que merezco
y que nunca me has dado.

Ningún libro que leímos
avisaba del peligro
de creernos especiales.

Isabella, por favor,
déjame caer
como el agua que impacta
en tu cabeza.

Isabella, entiéndeme,
las noches como la de ayer
pueden durar en mí
toda una vida.

Y el tiempo en que pensamos
que las líneas de las manos
las dibujamos nosotros
fue barrido por un viento
que en su día fue el aliento,
nuestra luz
y nuestra calma.

Isabella, por favor,
déjame caer
como el agua que empapa
tu cabeza.

Isabella, por favor,
deja ya de llorar,
tus lágrimas me pesan
toda una vida.


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