jueves, 22 de abril de 2010

Canción nº 5



Me deslizo
enlazando sueños
en los que te tengo,
en los que te pierdo.
Desafío a la realidad
y me niego a despertar
agarrándome a los hilos
por los que consigo trepar,
como trepo por tu pecho
cada vez que te despistas
hasta llegar a tu alma
y hacerte cosquillas,
hasta te tengo temblando
y me muerde tu risa,
hasta que parece que te rindes
y de nuevo me esquivas,
desafiando a mi cordura
que te busca entre las sombras
y así van pasando mis noches
hasta que lentamente me agotas.


Canción nº 4

Ojalá pudiera avanzar sin miedo a equivocarme,
ojalá pudiera ahogar todo aquello que me dañe.
Ojalá pudiera respirar sin miedo a quemarme,
sin miedo a herirme, sin miedo a encontrarme.

Ojalá pudiera decir adiós
sin querer volver a mirarte,
pero me mato a mí misma
cuando intento olvidarte.

Ojalá pudiera reemplazar
todo aquello que no me has dado,
todo aquello que no dijiste,
todo el dolor que has causado,
por una promesa que no existe,
por algo que puede ser
pero no no quiero dejar que sea
por miedo a volver a caer.


Ojalá pudiera vivir feliz,
ojalá no huyese cada vez más lejos,
ojalá pudiera conservar mi esperanza
para un día despertar sin miedo.

Pero cada vez que avanzo
pierdo una parte en el camino,
y algo me dice que me agoto
y no alcanzo a mi destino,
a mi estrella alada que me esquiva,
a la estrella alada que me evita,
llevándose pedazo a pedazo
todos los días de mi vida.

Ojalá pudiera reemplazar
todo aquello que no me has dado,
todo aquello que no dijiste
todo el dolor que has causado,
por una promesa que no existe
por algo que puede ser,
pero no quiero dejar que sea
por miedo a volver a caer.

Canción nº 3

Ven
y arráncame la piel a trozos,
destrózame el alma a golpes,
ahoga mis sollozos.

Pero ven,
aunque me quemes los ojos,
aunque me robes el aire,
deja mi corazón roto.

Ven corriendo,
recuérdame cómo se siente,
dime que me quieres,
por favor, miénteme.

Miente por mí,
hazme volar otra vez.
No quiero saber la verdad.
Sólo cuenta conmigo hasta cien.

Y luego hasta mil.
Prometo dejarte marchar
cuando lleguemos al infinito...
O quizás algo más.

Ven y quédate,
aunque sólo me magulles.
Prometo lamerme las heridas
cuando tú no escuches.
Cuando tú no mires,
yo te estaré observando.
Vamos arráncame el corazón,
quémame en este cuarto.

Canción nº2

¿Cómo te atreves a mirarme
por encima de tus hombros?
¿Cómo te atreves a mirarme
directamente a los ojos?

¿Cómo pude dejar que me encadenaras
a tus tobillos,
arrastrarme una y otra vez
sin hacer ruido?

Cállate.

No vuelvas a mirarme,
no me humilles más,
por favor,
desátame.

Duele.
Duele tanto verte huir,
¿Cómo te atreves a mirarme?
¿Cómo te atreves a sonreír?

Sólo quiero que me liberes
para hundirme en una esquina.
Prometo no moverme,
prometo estar callada y tranquila.

Prometo encadenarme
a tus tobillos
cada vez que quieras arrastrarme.

Prometo no hacer ruido.

lunes, 22 de marzo de 2010

Espirales de Tiempo


Hoy es ayer y te quiero.
Hoy es hoy y te quiero.
Hoy es hoy y mañana y te quiero.
Hoy es de noche... y te quiero.
Hoy no estás y te quiero.
Ahora te vas y te echo de menos.
Ayer te fuiste y te quiero.
Mañana. No importa.
Es hoy y te quiero.
Hoy es ayer y no estuviste.
Mañana no estás.
Hoy... simplemente, te quiero.
Envejezco,
el tiempo gira,
te sigo echando de menos
y te quiero.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Los valientes



A veces me despierto sin querer,
puedo verte cuando no me ves
dormida a mi lado.

Y me apoyo en tu corazón
y te canto en una canción
lo que nunca te digo.

Si pudiera abrazarte
tan fuerte,
consiguiera quedarme
dentro para siempre.

Moriría por ti.

Moriría por ti
como mueren los valientes.

A veces me quiero despertar,
necesito oírte respirar
para sentirme vivo.

Y hago surcos por el edredón
como un rompehielos que va
escribiendo en el Ártico.

Si pudiera explicarte
todos mis silencios,
sólo son laberintos
en los que te pierdo.

Viviría por ti.

Viviría por ti,
como viven los valientes.


Naoko

Aún recuerdo en tu mirada
ese brillo que se ahogaba
como una piedra en el río.

Como escribió Naoko,
yo también querría ser
algún día aplastado
por toneladas de cariño
que merezco
y que nunca me has dado.

Ningún libro que leímos
avisaba del peligro
de creernos especiales.

Isabella, por favor,
déjame caer
como el agua que impacta
en tu cabeza.

Isabella, entiéndeme,
las noches como la de ayer
pueden durar en mí
toda una vida.

Y el tiempo en que pensamos
que las líneas de las manos
las dibujamos nosotros
fue barrido por un viento
que en su día fue el aliento,
nuestra luz
y nuestra calma.

Isabella, por favor,
déjame caer
como el agua que empapa
tu cabeza.

Isabella, por favor,
deja ya de llorar,
tus lágrimas me pesan
toda una vida.